martes, 11 de diciembre de 2007

El derecho no puede competir con la velocidad de las nuevas tecnologías


En la última década se ha producido un desarrollo extraordinario de las nuevas tecnologías y especialmente Internet. En estos momentos estamos metidos ya en una auténtica explosión de las tecnologías móviles y en el desarrollo de la web 2.0 como expresión del software social (blogs, wikis,etc).


Utilizando símiles automovilísticos, las nuevas tecnologías se mueven como la fórmula 1, en la alta velocidad y en el desarrollo acelerado de prototipos.


El derecho, superado por estos ritmos vertiginosos, intentó e intenta dar respuestas jurídicas y crear marcos legales que protejan los intereses en juego... Así vemos como el Estado español vino aprobando La Ley 34/92 de Servicios de la Sociedad de la Informaciòn, o la Ley de Protección de Datos de Caracter Personal, o la Ley de Firma Electrónica, etc.


Recientemente tenemos la Ley 11/2007 de Acceso Electrónico de los Ciudadanos a los Servicios Públicos, o el proyecto de Ley de Conservación de Datos Relativos a las Comunicaciones Electrónicas y las Redes Públicas de Comunicaciones, o el proyecto de ley de Medidas de Impulso de la Sociedad de la Información.


Con todo y con ello los instrumentos jurídicos creados y puestos en marcha para hacer frente a los retos que planteaban los avances tecnológicos, están resultando bastante inadecuados ya que, sencillamente, la capacidad legislativa de un Estado y el ritmo de sus Tribunales de justicia, son incapaces de alcanzar y menos de mantener esa alta velocidad de los avances tecnológicos.


Piénsese sólo en el largo proceso que exige el desarrollo de una Ley con todos los largos y lentos trámites parlamentarios. O piénsese en la lentitud con que se mueve la Adminsitración de Justicia, lentitud que hace que casi ni se genere jurisprudencia.


En definitiva, y volviendo al simil automovilístico, mientras que las nuevas tecnologías están compitiendo en la F1, las respuestas legislativas del Estado y la actuación de los Tribunales de Justicia, se están moviendo con las tecnologías de los antiguos y lentos motores diesel.


Por tanto, va a ser realmente dificil que el Derecho gane la carrera de las nuevas tecnologías.

3 comentarios:

  1. Efectivamente el derecho tiene una deuda pendiente, pero también se hace necesario buscar principios generales en lo que se pueda sustenta en materia de tecnología, mucho se habla sobre la neutralidad tecnológica, la supremacía de las garantías constitucionales que deben estar presentes en el nuevo contexto. Pero no solo el derecho debe dar pronta respuesta, también los legisladores y gran parte de ellos son inmigrantes digitales espero que analfabetos, es necesario incorporarles en el proceso de creación de las leyes que tienen impacto en la tecnología.

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  2. Ciertamente se requiere que el Legislador se oriente mas claramente al impacto tecnológico.
    Pero también resulta preocupante la lenta actuación de los Tribunales de Justicia, que en procesos de total sencillez técnica, dictan sentencias en periodos que superan ampliamente el año (y no digamos nada si hay recursos).
    Igual de preocupante es que los Jueces y Magistrados están realmente alejados del mundo tecnológico que los desborda, los asusta y los incomoda. (en el mejor de los casos sólo son capaces de manejar el procesador de textos o el navegador de internet para entrar en los repertorios de legislación y jurisprudencia).

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  3. En efecto, don Guillermo, da en la tecla de la cuestión. Formar tecnologicamente a nuestros operadores jurídicos, pues no se puede dictar sentencia bajo la ignorancia. Respecto a la labor legislativa, no me sorprende en absoluto el retraso del legislador, pues es habitual que primero existan delitos y cuando quedan impunes los primeros, se legisla. Y pasan unos años hasta que se juzga y se dicta doctrina. El único caso que conozco que el legislador se ha anticipado de iuna forma bastante importante es en los delitos relativos a la manipulación genética. Saludos

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