lunes, 29 de septiembre de 2014

EL INCUMPLIMIENTO DE LA LEY POR LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS

Las Administraciones Públicas se están convirtiendo en el enemigo contra el que el ciudadano tiene que coger el escudo y la espada para defenderse.

Con cierta habitualidad, leo en los medios de comunicación informaciones relativas a incumplimientos de la legislación vigente por parte de las administraciones públicas. Yo mismo vengo escribiendo de modo crítico sobre esta prepotencia administrativa, ya que no puedo soportar que la administración haga de su capa un sayo, incumpliendo la ley como les venga en gana y en sentido contrario agreda a los ciudadanos con toda clase de exigencias burocráticas, plazos improrrogables, penalizaciones  y sanciones administrativas de todo tipo.

Hace unos días leía  en los diarios, y yo escribía, sobre los retrasos en las prestaciones del salario social que llegaban a casi dos años, aun cuando el Principado de Asturias, por ley, estaba obligado a resolver el tres meses. Leía también los manifiestos incumplimientos de la Ley de Dependencia al ser vulnerados sistemáticamente los derechos de los dependientes. Ahora leo que los autónomos que trabajan para la Administración, tardan en cobrar sus facturas más de cien días aun cuando hay una ley que obliga a que paguen en un plazo no superior a treinta días.  Leo también que el Ayuntamiento de Oviedo no cumple la Ley de Seguridad Vial en cuanto a la normativa de señalización de la zona azul y que pinta las zonas de aparcamiento con los colores que algún iluminado propone, porque de lo que se trata es de recaudar más y mejor por las multas de tráfico.  Leo asimismo que en el Principado de Asturias se adjudican el 65% de las licitaciones, invitando a empresas amigas, sin someterlas a concurso público.

Esto es indignante. No hay derecho. En vez de estar al servicio del ciudadano, las Administraciones Públicas se están convirtiendo en el enemigo contra el que el ciudadano tiene que coger el escudo y la espada para defenderse. Un día te llega la Agencia Tributaria, te hace una declaración paralela y te reclama 24,55€. Gastas tiempo el recopilar documentación, haces un escrito de recurso, lo presentas en el registro porque entiendes que esta reclamación no es conforme y erre que erre, la agencia dicta resolución y decreta que la deuda tributaria es de 24,55€ y que has de pagarla en el plazo de 20 días so pena de incurrir en vía de apremio.  Vas, pagas esa cantidad para que no te apliquen los recargos de apremio y formulas reclamación al Tribunal Económico Administrativo que termina dándote la razón, estimando tu pretensión y declarando que no hay deuda tributaria.  En sentido contrario, haces la declaración de la renta que te da un resultado a devolver. Se pasan todos los plazos y no se produce la devolución. Vas al mostrador de la Agencia a reclamar y te dice el funcionario, anda, se nos ha traspapelado. No se preocupe que ahora ponemos esto en marcha para que se lo devuelvan. Han pasado tres meses pero esa devolución no se ha producido.
Otro día llega La Administración del Principado y te dice que has de pagar 3000€ por hacerte la acometida al colector de saneamiento de la casina de fin de semana que tienes en el pueblo. ¿Cómo? ¡¡no puede ser!! Yo ya llevo un montón de años pagando un canon de saneamiento, destinado precisamente a que me hagan esto. He estado pagando por un servicio que no tenía. Pues nada, nueva batalla de alegaciones, recursos y tribunales para terminar resolviéndose: Sr contribuyente usted no tiene que pagar nada por esto. ¡¡coño!! pero si entre abogado y Procurador he tenido que pagar 2.000€. En sentido contrario, tienes a tu madre inválida, solicitas la ayuda por dependencia que una Ley te concedes, pasan dos años y sigues esperando. Igual cuando llegue aprobada la ayuda, tu pobre madre ya habrá fallecido.

Y para rematar, después te llega el Ayuntamiento y te pone una multa de 200€ y retirada de 4 puntos del carnet de conducir, porque te has pasado un semáforo en rojo. Ala, otra vez, alegaciones por aquí y por alla, el Ayuntamiento erre que erre y, con todo el cabreo del mundo llegas al Juzgado de lo Contencioso. Este te da la razón, ganas y se declara la sanción nula. Pero claro, has tenido que pagar 100€ de tasas judiciales que ya no te serán devueltas y además los honorarios del abogado que te llevó el asunto.

Estos no son cuentos que me invento. Son situaciones reales que he vivido y vivo, al igual que lo viven multitud de ciudadanos todos los días. Son situaciones que vas afrontando, enfrentándote además con la apatía de unos funcionarios, probablemente cabreados por sus congelaciones salariales o por su falta de estímulos, que, cuanto te acercas al mostrador, te despachan rápidamente diciéndote: Lo siento.. no trae usted el modelo –x- cumplimentado. Cumpliméntelo y vuelva otro día y ala a esperar cola otra vez. Es indignante que, víctima de la voracidad recaudatoria de las administraciones, estés obligado a pagar puntualmente impuestos, tasas, sanciones, etc. so pena de que si se te pasen los plazos e incurras en vía de apremio con los correspondientes recargos y en sentido contrario las Administraciones incumplan todo, no respeten los plazos, hagan de su capa un sayo y aquí no pasa nada.


Claro, las Administraciones saben que el ciudadano de a pie no va a recurrir a los Tribunales, porque además de una justicia lenta, anquilosada y politizada, va a tener que pagar unas tasas judiciales y unos honorarios de Abogado y Procurador que harán económicamente inviable la reclamación. Por tanto, blindadas por esa impotencia del administrado, decretan, exigen e imponen al ciudadano unas reglas del juego que ellos mismos incumplen de modo manifiesto todos los días. Su prepotencia administrativa es desbordante. Lamentable.

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