Como todo el mundo sabe, la democracia es una forma de organización del Estado en la que los ciudadanos gobiernan a través de representantes elegidos y a los que se les confiere legitimidad. Se trata de una forma de convivencia en la que, teóricamente, todos los ciudadanos somos libres e iguales ante la ley. Es el pueblo quien elige a esos representantes políticos y después, mediante mecanismos de participación directa o indirecta les da esa legitimidad. La legitimidad de los Gobiernos y de los Partidos por tanto, es dada por los ciudadanos, con el objetivo último de que velen por los intereses colectivos del pueblo.
Cuando en un momento determinado los gobernantes y los políticos empiezan a olvidarse del fin último para el que han sido elegidos, cual es la defensa de los intereses colectivos de los ciudadanos, y empiezan a gobernar pensando en sus propios intereses personales o en los de los partidos políticos a los que pertenecen, estaríamos hablando de "politocracia".
El pasado día 13 de Noviembre ya he escrito un post titulado "los políticos no tienen verguenza torera", en el que hablaba de las prácticas habituales de la clase política. Al igual que me ocurre a mi, pienso que en estos tiempos, a nadie medianamente informado, se le escapará que nuestras clases políticas ya se han instalado en la "politocracia".
Ahora, en una crisis económica tan brutal, a nuestros gobernantes poco les interesan los problemas de los ciudadanos. Poco les interesan los idearios políticos de sus partidos. Poco les interesan las promesas que hacían en sus campañas electorales.
Ahora, nada mas ser elegido, lo que le importa a un político es cuanto se va a subir el sueldo, cual va a ser el coche de lujo que va a tener, qué decoración va a tener en su despacho, qué viajes exóticos va a realizar. Lo que le importa al político, aunque pierda todas las elecciones a las que se haya presentado, es perpetuarse en la actividad política. Lo que le importa al político es estar bien colocado en el "sistema" para obtener toda clase de prebendas. Lo que le importa al político es estar situado para obtener una buena "colocación" cuando abandone la política. Y claro, para eso hay que hacer favores a ciertos empresarios al objeto de que se acuerden de ellos cuando abandonen la política.
La ideología política pierde protagonismo frente a la necesidad de perpetuarse en el "sistema" y para ello si es necesario, se desmembra el Estado, se da todo lo que piden a determinadas Autonomías, se pacta con partidos independentistas, o si es necesario se pacta con el mismo diablo. Y me refiero tanto a los políticos que hoy nos gobiernan como a los que están en la oposición, que en vez de hacer oposición, lo que hacen es crear todo tipo de guerras internas para detentar poder.
Ya no hay ideología. Ya no hay compromiso político: Y, claro, si esto ya no existe ¿qué es lo que nos queda? Pues nos queda ser gobernados por una nueva clase social "la politocracia", a la que poco interesamos los ciudadanos. Tampoco interesan esos políticos fieles a un principio o a una ideología, ya que pueden ser muy molestos, y por eso se les elimina. La politocracia se ha convertido en un poder al servicio de su propio interés personal.
Por eso, todos los ciudadanos de a pié debemos de revelarnos para tratar de conseguir que esa nueva "casta" se vaya debilitando y vaya evolucionando hacia ese fin último para el que han sido elegidos: La defensa del bien común del pueblo. Y la oportunidad la tenemos ya muy cerca, en las próximas elecciones autonómicas y al Parlamento Europeo. No nos dejemos engañar y castiguemos en las urnas a estos "politócratas".
Lo que no sé yo es como podemos desahacernos de estos políticos que han perdido sus valores.
ResponderEliminarHabrá elecciones y naqdia cambiará. Unos seguirán en la poltrona y otros, aunque hayan perdido también seguirán en este mundillo que para ellos es un gran negocio. Mucho mejor que el de ganarse la vida trabajando como asalariados, profesionales o empresarios.
La tarea que nos aguarda no es fácil. Pues si la politocracia es corrupta, la rebelión de las masas puede llegar a algo igaul o peor. Lo cual se advierte bien en la cantidad de sandeces y brutalidades que expresan unos y otros en los comentarios de Internet. La experiencia hist+orica muestra que los movimientos por la Libertad suelen acabar en dictaduras. Y es que lo que hace falta es una formación ciudadana que sepa entender lo que hacemos con el lenguaje y lo que el lenguaje hace con nosotros.
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