La
plataforma de afectados por las preferentes estudia la posibilidad de demandar
a Liberbank por despilfarrar recursos públicos.
Hace ya un tiempo, he venido
leyendo noticias relativas a las actitudes que Liberbank estaba manteniendo con
sus clientes afectados por el ya superconocido escándalo de las
preferentes. De modo sintético, en una
de esas noticias se decía que esta entidad “se recapitaliza utilizando a los
afectados por el fraude de las preferentes y las subordinadas, continuando el
expolio a decenas de miles de ahorradores”. Liberbank pretendía canjear los
productos tóxicos que las Cajas de Ahorro que la integran, habían comercializado
de modo fraudulento. En otra noticia se decía literalmente que “Cajastur hizo
la emisión más grande de productos tóxicos dentro de todas las Cajas integradas
en Liberbank”. Bajo un supuesto “plan de fidelización” la entidad les animaba a
que desistieran de su derecho a una demanda judicial, a cambio de mantener sus
títulos durante dos años, sin garantías de recuperar su dinero en efectivo. La
última de las noticias que leí decía “Caja Cantabria, cinco engaños
consecutivos para sus clientes”. Los afectados por las preferentes ya han
iniciado las demandas judiciales para defender sus derechos.
Cuando empezaron a dictarse
reiteradas sentencias condenando a entidades por la comercialización
fraudulenta de estos productos, muchas cajas y bancos implicados en la
comercialización, se movieron para buscar transacciones amistosas con sus
clientes que evitaran litigios judiciales. Pero, Liberbank no hizo nada, miró
para otro lado y provocó que los afectados empezaran a formular demandas ante
los Tribunales de modo masivo.
El resultado de todo esto es
que ya empiezan a notificarse sentencias de estas demandas formuladas.
Concretamente en estos últimos días en Santander se han dictado cinco
sentencias que condenan a devolver del orden de 130.000€ por participaciones
preferentes comercializadas por Caja Cantabria. Son las primeras. Los
diferentes fallos aprecian manifiesta temeridad en la actitud de la Caja que
pese a los intentos de conciliación previa, no se allanó a las demandas y no
intentó ningún acuerdo amistoso que evitara el proceso, sabiendo como sabía que
había reiterada jurisprudencia que declaraba nulos de pleno derecho estos
contratos. Concretamente, una de las
resoluciones, en sus fundamentos aprecia “causa torpe” ya que las tres clientes
afectadas, ni siquiera suscribieron, consintieron a conocieron la contratación
de sus preferentes. Recoge la sentencia que fue Caja Cantabria quien las
adquirió “unilateralmente” cargando su compra en la cuenta corriente de las
afectadas, sin ni tan siquiera comunicárselo, utilizando para ello, de “forma
irregular y no autorizada” de un contrato de gestión de valores suscrito muchos
años antes de la fecha de compra de estas participaciones. Considera el juzgador que la Caja se aprovechó
de la confianza que en ella tenían sus clientas y “suplantó su consentimiento”
para suscribir con el dinero que tenían en un depósito a plazo fijo, un
producto de alto riesgo del que sólo se beneficiaba la Caja. En todas las sentencias, por causas como no
tener experiencia financiera, estar aquejado de una enfermedad degenerativa,
ser analfabeto o causas parecidas, Caja
Cantabria resultó condenada a devolver el dinero con el interés legal devengado
desde la suscripción del producto, además de imponerle las costas causadas en
los procedimientos.
A la vista de estas primeras
sentencias a las que seguirán otras muchas, no alcanzo a entender qué intereses
puede haber el Liberbank para que no pegue un giro radical a su política y
empiece a perseguir transacciones amistosas con los perjudicados que hayan
reclamado o vayan a reclamar. He leído que la Plataforma de Afectados por las
Preferentes, está estudiando la posibilidad de demandar a Liberbank, por
despilfarrar recursos públicos al hacer caso omiso a la reiterada
jurisprudencia que existe.
Yo, sin dudar, animo a
cualquier afectado, a que se lance y presente una querella contra los
dirigentes de Liberbank, ya que sabiendo como saben que van a ser condenados,
malgastan de modo negligente o incluso doloso, los escasos recursos de una maltrecha
Administración de Justicia, a la que se le resta el tiempo que emplea para dar
coscorrones a la contumacia de Liberbank. Juegan también con el sufrimiento de
sus antiguos clientes, que se ven obligados a ir al Juzgado y a esperar un año
para que un Juez termine dándoles la razón, como no puede ser de otro modo.
Toda una tomadora de pelo tanto para los afectados, como incluso para los
ciudadanos a los que se les está hurtando la posibilidad de tener una
administración de justicia más rápida.
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