Las
Administraciones Públicas se están convirtiendo en el enemigo contra el que el
ciudadano tiene que coger el escudo y la espada para defenderse.
Con cierta habitualidad, leo
en los medios de comunicación informaciones relativas a incumplimientos de la
legislación vigente por parte de las administraciones públicas. Yo mismo vengo
escribiendo de modo crítico sobre esta prepotencia administrativa, ya que no
puedo soportar que la administración haga de su capa un sayo, incumpliendo la
ley como les venga en gana y en sentido contrario agreda a los ciudadanos con toda
clase de exigencias burocráticas, plazos improrrogables, penalizaciones y sanciones administrativas de todo tipo.
Hace unos días leía en los diarios, y yo escribía, sobre los
retrasos en las prestaciones del salario social que llegaban a casi dos años,
aun cuando el Principado de Asturias, por ley, estaba obligado a resolver el
tres meses. Leía también los manifiestos incumplimientos de la Ley de
Dependencia al ser vulnerados sistemáticamente los derechos de los
dependientes. Ahora leo que los autónomos que trabajan para la Administración,
tardan en cobrar sus facturas más de cien días aun cuando hay una ley que obliga
a que paguen en un plazo no superior a treinta días. Leo también que el Ayuntamiento de Oviedo no
cumple la Ley de Seguridad Vial en cuanto a la normativa de señalización de la
zona azul y que pinta las zonas de aparcamiento con los colores que algún iluminado
propone, porque de lo que se trata es de recaudar más y mejor por las multas de
tráfico. Leo asimismo que en el
Principado de Asturias se adjudican el 65% de las licitaciones, invitando a
empresas amigas, sin someterlas a concurso público.
Esto es indignante. No hay
derecho. En vez de estar al servicio del ciudadano, las Administraciones
Públicas se están convirtiendo en el enemigo contra el que el ciudadano tiene
que coger el escudo y la espada para defenderse. Un día te llega la Agencia Tributaria,
te hace una declaración paralela y te reclama 24,55€. Gastas tiempo el
recopilar documentación, haces un escrito de recurso, lo presentas en el
registro porque entiendes que esta reclamación no es conforme y erre que erre,
la agencia dicta resolución y decreta que la deuda tributaria es de 24,55€ y
que has de pagarla en el plazo de 20 días so pena de incurrir en vía de
apremio. Vas, pagas esa cantidad para
que no te apliquen los recargos de apremio y formulas reclamación al Tribunal
Económico Administrativo que termina dándote la razón, estimando tu pretensión
y declarando que no hay deuda tributaria.
En sentido contrario, haces la declaración de la renta que te da un
resultado a devolver. Se pasan todos los plazos y no se produce la devolución. Vas
al mostrador de la Agencia a reclamar y te dice el funcionario, anda, se nos ha
traspapelado. No se preocupe que ahora ponemos esto en marcha para que se lo
devuelvan. Han pasado tres meses pero esa devolución no se ha producido.
Otro día llega La Administración del
Principado y te dice que has de pagar 3000€ por hacerte la acometida al
colector de saneamiento de la casina de fin de semana que tienes en el pueblo.
¿Cómo? ¡¡no puede ser!! Yo ya llevo un montón de años pagando un canon de
saneamiento, destinado precisamente a que me hagan esto. He estado pagando por
un servicio que no tenía. Pues nada, nueva batalla de alegaciones, recursos y
tribunales para terminar resolviéndose: Sr contribuyente usted no tiene que
pagar nada por esto. ¡¡coño!! pero si entre abogado y Procurador he tenido que
pagar 2.000€. En sentido contrario, tienes a tu madre inválida, solicitas la
ayuda por dependencia que una Ley te concedes, pasan dos años y sigues
esperando. Igual cuando llegue aprobada la ayuda, tu pobre madre ya habrá
fallecido.
Y para rematar, después te llega el
Ayuntamiento y te pone una multa de 200€ y retirada de 4 puntos del carnet de
conducir, porque te has pasado un semáforo en rojo. Ala, otra vez, alegaciones
por aquí y por alla, el Ayuntamiento erre que erre y, con todo el cabreo del
mundo llegas al Juzgado de lo Contencioso. Este te da la razón, ganas y se
declara la sanción nula. Pero claro, has tenido que pagar 100€ de tasas
judiciales que ya no te serán devueltas y además los honorarios del abogado que
te llevó el asunto.
Estos no son cuentos que me invento. Son
situaciones reales que he vivido y vivo, al igual que lo viven multitud de
ciudadanos todos los días. Son situaciones que vas afrontando, enfrentándote
además con la apatía de unos funcionarios, probablemente cabreados por sus
congelaciones salariales o por su falta de estímulos, que, cuanto te acercas al
mostrador, te despachan rápidamente diciéndote: Lo siento.. no trae usted el
modelo –x- cumplimentado. Cumpliméntelo y vuelva otro día y ala a esperar cola
otra vez. Es indignante que, víctima de la voracidad recaudatoria de las
administraciones, estés obligado a pagar puntualmente impuestos, tasas,
sanciones, etc. so pena de que si se te pasen los plazos e incurras en vía de
apremio con los correspondientes recargos y en sentido contrario las
Administraciones incumplan todo, no respeten los plazos, hagan de su capa un
sayo y aquí no pasa nada.
Claro, las Administraciones saben que el
ciudadano de a pie no va a recurrir a los Tribunales, porque además de una
justicia lenta, anquilosada y politizada, va a tener que pagar unas tasas
judiciales y unos honorarios de Abogado y Procurador que harán económicamente
inviable la reclamación. Por tanto, blindadas por esa impotencia del
administrado, decretan, exigen e imponen al ciudadano unas reglas del juego que
ellos mismos incumplen de modo manifiesto todos los días. Su prepotencia
administrativa es desbordante. Lamentable.
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