Hoy en día los ejecutivos de las empresas se enfrentan permanentemente a situaciones que sólo hace veinte años serían inconcebibles. Los mercados globales, las nuevas tecnologías, el nuevo rol de las mujeres y los nuevos modelos de gestión, han transformado el entorno empresarial y esto hace necesarios nuevos modelos de conducta aplicables en cualquier lugar.
Tanto el Consejero Delegado de una gran empresa, como el recién licenciado que se incorpora al mercado laboral, además de titulaciones académicas y conocimientos profesionales, de una indumentaria mas o menos acorde y de un buen sueldo, necesita algo que resulta fundamental, aun cuando en muchas ocasiones se olvida. Me estoy refiriendo a los "buenos modales" que a mi juicio son tan importantes en la sociedad como en el entorno empresarial o profesional y de ellos va a depender el progreso profesional o directivo.
En la entidad financiera multinacional en la que trabajé hace años, tuve la oportunidad de conocer un caso paradigmático. Se trata de un hombre al que voy a llamar Javier. Javier era un brillante ejecutivo de marketing lleno de titulaciones y de master, que prestaba servicios en una gran empresa editorial. El Consejero Delegado se fijó en su currículum y lo contrató como jefe de nuestra división de márketing. Lamentablemente, a los tres meses de haber tomado posesión de su cargo ya se había enemistado con el personal de su división y con gran parte de sus colegas de otras divisiones.
Por desgracia, Javier confió sólo en sus titulaciones y en su capacidad como especialista de marketing y fué incapaz de adherirse a las normas establecidas en la empresa. Muy al contrario, pensó que el podría establecer otras propias de su estilo. Pese a su gran talento que lo podría haber llevado a estamentos mas altos de la empresa, su conducta le cercenó su desarrollo profesional. A los seis meses desde su contratación, fue despedido. El problema de Javier era que no podía verse a sí mismo como los demás lo veían a él. Rápidamente se hizo muy popular y sobresalió muy pronto en la plantilla, pero claro, sobresalió por sus negativos estilos que lo arrastraron al despido fulminante.
He aquí una muestra de los estilos de Javier para sobresalir tanto y tan rápido:
- Llega siempre tarde: Es una buena manera de conseguir de que todos se fijen en ti. Llegas tarde a las reuniones, a las comidas de empresa e incluso al puesto de trabajo. Hasta te permites el lujo de llegar tarde a una cena con los colegas, porque, al fin y al cabo, lo que cuenta es hacer una entrada tardía para que todos noten que llegas.
- Haz esperar a tus citas: Haz que esa persona que has citado te espere media hora y así verá que tu eres muy importante y que estás muy ocupado. Es posible que alguno no pueda esperar y entonces podrás dedicar el tiempo a quejarte de lo difícil que es hablar con la gente.
- No permitas que tu secretaria sepa donde estás: Es una técnica muy eficaz, ya que las personas que te llamen o vayan a verte, se preguntarán qué estás haciendo realmente o cual es tu importancia dentro de la empresa.
- Olvídate del nombre de las personas: No recuerdes nombres de personas o escríbelos incorrectamente cuando les envíes algún memorandum. De este modo demostrarás lo mucho que te importan esas personas.
- Apila sin despachar los informes y cartas que recibas: Los vas amontomando y los dejas desatendidos ocho o diez días. De este modo las personas que entren en tu despacho te compadecerán por la cantidad de trabajo que tienes acumulada.
- Grita al hablar y suelta tacos: Así avivarás mucho las conversaciones e indicarás a tus interlocutores lo resuelto y confiado que eres. Además con los gritos te oirá tanto tu interlocutor como la recepcionista que está en la planta baja y el cliente que entra en la empresa. De este modo sabrán que eres un tío al que hay que tomar muy en serio.
- No guardes secretos con tus colegas: Cuentales lo que acabas de pagar por el seguro de tu casa, o los problemas dentales que tiene tu mujer, o el aborto que acaba de tener tu cuñada, o lo complicado que es llamar a un fontanero y que te llegue pronto a casa. Esto ayudará mucho con el excesos de trabajo de tus compañeros o de que se sientan incómodos por faltarles una buena dosis de cotilleo.
- En las comidas de trabajo mastica con la boca abierta: Es una forma muy eficaz de caer bien a la gente y mas aun si tienes delante a algún miembro de la alta dirección. También suele ser muy eficaz el uso de un palillo para hurgar en los dientes mientras hablas.
- Pellizca el trasero de la secretaria: En la cena/fiesta de Navidad que celebra el personal de la empresa, pellizca el trasero de la secretaria del jefe de la división comercial. Resulta muy eficaz para reir un poco cuando la chica pega un chillido desconcertada.
- Lleva un traje arrugado: Usa trajes arrugados y dos tallas mayor de la que necesitas ya que eso de "la arruga es bella" va muy bien y lo de la talla resulta muy cómodo. Además, aunque todos tus colegas usen corbata, tu no te pongas esa prenda en el cuello que es muy incómoda y un pelín carca.
El cumplimiento de estas sencillas normas te asegurarán que no vas a pasar desaparcibido. No te quepa duda alguna que se acordarán de ti en todos los sitios donde trabajes.
Aunque puedan divertir por su tono humorístico, estas cosas son "coladuras" que probablemente alguno de nosotros hayamos cometido alguna vez. El problema es que, cuando se convierten en un estilo personal y en un hábito diario, dejan de hacer gracia y se convierten en la antesala de un despido. Sin lugar a duda hay una manera mas eficaz de llamar la atención, pero es hacerlo en un modo positivo, siendo discreto, utilizando buenos modales, valorando y llamando por el nombre a otras personas, teniendo un comportamiento correcto en la mesa, siendo cortés y diligente con las visitas y no haciendo perder el tiempo a los demás.
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