He escrito varios post sobre el problema que representa la privacidad en las redes sociales, sobre la conveniencia de cuidar la reputación virtual y sobre las suplantaciones de personalidad. En ellos también hacía referencia al problema que representa el uso de estas redes por parte de jóvenes, ya que estos suelen ser menos juiciosos en el momento de compartir informaciones en la red y a ello se suma el poco conocimiento que tienen sus padres en materia tecnológica, para que puedan ejercer un adecuado control sobre su uso.
Las nuevas tecnologías y las sofisticadas aplicaciones informáticas permiten que por la red circulen ingentes cantidades de imágenes y de informaciones privadas de todo tipo. Esto hace que cada día que pasa, el problema de la privacidad sea mayor. Y lo que mas preocupa aun es que con estas aplicaciones informáticas que descargamos gratuitamente, estamos aceptando unas condiciones de uso que generalmente no leemos y esto permite que nuestras informaciones privadas y nuestras imágenes circulen por la red rebotando de servidor en servidor, de modo que nos resulta materialmente imposible controlar a donde llegan o lo que aun es peor, eliminarlas de la red.
Tras escribir esto, algunos amigos me han dicho que quizá esté exagerando un pelín y que esto del uso indebido de las redes no es para tanto. Pues amigos míos, no exagero absolutamente nada. En los artículos anteriores hablé de varios casos en los que usuarios de redes perdían sus puestos de trabajo o eran eliminados de un proceso de selección, a causa de los rastros negativos que habían dejado en las redes. Pero estos casos no son nada comparados por ejemplo con la noticia que ha aparecido ayer en los medios de comunicación, sobre la detención en Tarragona de un ingeniero de 50 años que acosó y violó a una niña durante tres años, tras captarla y seducirla en el chat de una red social, donde este hombre se hacía pasar por un adolescente.
Otro caso muy llamativo es el de Angie Varona, una chica normal y corriente que con tan solo 14 años se vio atrapada por la peor de las pesadillas. Si ahora mismo alguien entra en el buscador de Google, verá que aparecen 860.000 resultados de búsqueda. En este momento esta chica es una de las adolescentes mas buscadas en la red y se ha convertido en todo un símbolo sexual a causa de una serie de fotografías que ella misma se había hecho delante de un espejo en ropa interior, para enviárselas a su novio. Estas fotos publicadas a través de una de esas aplicaciones informáticas gratuitas para que su novio las recibiera, quedaron sin control y empezaron a circular libremente por la red.
Las cosas se desmadraron tanto que estas imágenes tomadas íntimamente para enviar a un novio, empezaron a fluir por todos lados e incluso fueron utilizadas sin permiso alguno para colocarlas en anuncios emergentes de sitios con contenidos para adulto y en perfiles no autorizados de Facebook. Uno de estos perfiles hoy mismo, supera los 81.000 fans. Por si esto no fuera poco, muchas de las imágenes están siendo manipuladas y se está poniendo su rostro en el cuerpo de otras mujeres.
Te imaginas amigo lector la tragedia que esto representa para esta chica, que según lo que he leído, tuvo que cambiar de colegio en varias ocasiones debido a los frecuentes acosos sexuales de compañeros de clase que incluso la llamaban la estrella porno. Y para que la pesadilla sea mayor, sus abogados no pudieron conseguir que estas fotos fueran retiradas de diferentes webs, al considerarse que no se trataba de material pornográfico.
Así que, amigos mios, no se trata de exageraciones, se trata de casos y de consecuencias reales, consecuencias que pueden ser sufridas por nuestros hijos o por nosotros mismos, si no somos cuidadosos con lo que decimos y hacemos en las redes sociales (reputación virtual) y si no ponemos cuidado con las imágenes y comentarios que colgamos en internet, a través de esas múltiples aplicaciones informáticas gratuitas que utilizamos.
Cada uno tiene que valorar muy bien lo que dice y las imagenes que cuelga, analizando cual es el fin que persigue,y teniendo cuidado de saber a quien va a llegar esto. Yo mismo, mas de una vez ya he llamado la atención a algunos de mis sobrinos por colgar fotos de fiestas familiares en Facebook en las que aparecíamos mis hijos y yo. Cuando hablé con ellos de estas cosas me dijeron que por qué me alarmaba si estas fotos sólo iban a ser vistas por la familia. En un caso pude comprobar y le demostré que su perfil estaba abierto y que estas fotos colgadas estaban fluyendo libremente por la red.
Así que, cuidado con lo que hacemos.
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