Me gustaría ser optimista, pero la situación es realmente preocupante.
En el año 2008 se inició una gran crisis financiera que se fue extendiendo y puso al mundo económico en jaque. A esta crisis financiera siguió una crisis económica que afectó muy directamente a la economía real. Además de todo esto, en España se desencadenó la crisis del ladrillo. Y, cuando los estados desarrollados estaban tomando medidas para paliar los efectos de estas crisis encadenadas y poder salir de ellas, estalla la crisis del combustible como consecuencia de la inestabilidad políticas en los países árabes. Y por si fuera poco, ahora, el devastador terremoto y subsiguiente maremoto de Japón hace estallar una nueva crisis: La de la energía nuclear.
Nos encontramos pues ante un escenario de "crisis sobre crisis". Mal asunto. Los gobernantes se reunen y tratan de poner sobre la mesa las posibles soluciones. Todo está en cuestión y y se auguran muy malos tiempos.
Entre tanto esto está ocurriendo en el mundo, aquí en España parece que nada va con nosotros. Nuestros políticos se entretienen en sus batallitas de cara a las próximas elecciones autonómicas y municipales. Se entretienen en acusarse mutuamente de que tu robaste, pues anda que tu. Y ¿qué hace nuestro Gobierno? Pues en vez de convocar a todos los agentes sociales, reunirse discutir y tratar de buscar pactos de estado para hacer frente a esta grave situación, se dedica a aplicar jueguecitos inútiles como el de los neumáticos, o del límite de velocidad a 110, o el de las bombillitas de bajo consumo, o el de reducir la temperatura de la climatización en los edificios públicos o el de primero apoyar a las renovables y ahora dejarlas solas. O a volver a incrementar el precio del recibo de la luz.
En definitiva, frente al peor de los escenarios económicos posible, tenemos al peor de los gobiernos de nuestra democracia y a una politocracia que con honrosas excepciones, es indecente. Que Dios nos pille confesados.
Ciertamente la situación es muy negra y en España para resolver el problema tenemos a los peores gobernantes imaginables.
ResponderEliminaresto es indignante.
Carlos Suárez